La música regional mexicana está en medio de un intenso debate social y cultural. El cantante Luis R. Conríquez, conocido por su estilo ligado a los llamados “corridos bélicos” o narcocorridos, protagonizó un tenso momento en un concierto realizado en Texcoco el pasado fin de semana.
Durante su presentación en el marco de la Feria del Caballo Texcoco 2025, el artista sorprendió al público al negarse a interpretar narcocorridos. Aunque no explicó los motivos durante el show, testigos aseguran que se limitó a decir: “Hoy no se cantan corridos bélicos”. Esta decisión provocó la molestia de una parte del público, que comenzó a lanzar objetos al escenario y a gritarle improperios, obligando a los organizadores a intervenir para controlar la situación.
El incidente se dio en un contexto más amplio: el creciente cuestionamiento social y político sobre el impacto de los narcocorridos en la cultura popular. La presidenta Claudia Sheinbaum y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, han expresado recientemente su postura a favor de limitar la reproducción de canciones que hagan apología del narcotráfico o la violencia.
“No los prohibimos. Sería absurdo. Pero como gobierno, decidimos no promoverlos ni difundirlos en eventos públicos financiados por el Estado. Queremos fomentar una cultura de paz.” – declaró Sheinbaum el 14 de abril.
Luis R. Conríquez, que ha sido tanto criticado como alabado por sus letras crudas y directas, parece haber dado un giro en su postura, posiblemente por presión mediática, legal o personal. Aunque no ha emitido una declaración oficial tras el incidente, el hecho ha generado una ola de opiniones encontradas entre fanáticos, músicos y críticos.
Por su parte, otros artistas del género como Peso Pluma, Natanael Cano y Fuerza Regida han defendido su derecho a la libre expresión musical, aunque han admitido que es momento de reflexionar sobre el mensaje que se transmite a las nuevas generaciones.
El caso de Luis R. Conríquez pone sobre la mesa una discusión compleja: ¿dónde termina el arte y dónde empieza la responsabilidad social? Mientras tanto, el género sigue llenando escenarios y listas de popularidad, pero también sigue dividiendo opiniones.
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